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¿Por qué nos comportamos como lo hacemos?

  • Foto del escritor: Sergio Nicolás Sabogal G.
    Sergio Nicolás Sabogal G.
  • 10 may 2024
  • 7 Min. de lectura
¿Por qué nos comportamos como lo hacemos?

A lo largo de la historia se han presentado múltiples intentos de responder a la pregunta ¿por qué nos comportamos como lo hacemos? después de todo como seres sociales resulta útil saber qué variables controlan el comportamiento de las personas, así podemos prevenir discusiones, cooperar cuando necesitamos ayuda o queremos brindarles ayuda a los demás, incluso esto nos permite tener control parcial sobre las situaciones que afrontamos en el día a día y así lograr lo que deseamos. Sabemos que si agendamos y pagamos a un médico por una consulta estará allí a la hora pactada, si vamos a una tienda y pedimos un café, la persona que nos tome el pedido nos llevará un café, si levantamos la mano en una clase el docente nos permitirá hablar para realizarle una pregunta o si decimos a nuestra pareja que tuvimos un mal día en el trabajo, seguramente nos proveerá de apoyo en vez de atacarnos o hacernos sentir peor (bueno, esto es lo que se supone que debería pasar).


Las teorías creadas para explicar la naturaleza del comportamiento humano son variopintas y hay registros que demuestran que este tema ha sido abordado desde hace cientos de años (no, esta cuestión no nació con la psicología cuando se fundó el primer laboratorio experimental en 1879). Entre algunas de las teorías más antiguas y sonadas se encuentra la teoría de los humores, en la que Hipócrates y posteriormente Galeno¹, explican que el comportamiento de las personas se debía al porcentaje de ciertas sustancias existentes en el cuerpo (bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre), las cuales según la proporción en la que estuviesen presentes determinaba el humor de las personas y por ende su forma de comportarse, de esta manera las personas con predominancia de bilis amarilla eran personas coléricas, con tendencia a ser apasionados así como a enfadarse fácilmente; las personas con exceso de bilis negra serían personas melancólicas, con un temperamento triste y de bastante susceptibilidad emocional; por su parte, personas con predominancia de sangre, corresponden a personas optimistas y seguras de sí mismas; por último, las personas flemáticas tenderían a ser personas reflexivas aunque perezosas… imagina que vives en esta época y tenías problemas de humor, para tratar de equilibrarlo habrías recibido cambios en tus hábitos alimenticios (no es necesariamente malo), seguido de purgas constantes y extracción de tu exceso de sangre…


Espera, si lo anterior te pareció curioso no es todo, hace poco más de un siglo se formuló la teoría de los biotipos ² en la que según las dimensiones de tu cuerpo te comportarías de una u otra forma, de manera que las personas delgadas y con extremidades largas, suelen ser tímidas, mientras que las personas musculosas tienden a ser agresivas… Por suerte estas teorías con el avance de la ciencia fueron dejadas de lado al carecer de evidencia que las respaldara. En la actualidad existen 2 grandes corrientes que explican la naturaleza de nuestro comportamiento desde un abordaje científico, la perspectiva cognitiva y la perspectiva conductual.


(¿Sientes que algo hace falta? si te preguntas porqué no mencionamos el psicoanálisis, la teoría desarrollada por Sigmund Freud en el que el comportamiento de las personas dependía del resultado de luchas inconscientes entre valores morales, la deseabilidad social y los deseos primitivos ligado a lo sexual y el hambre y la sed, se debe a que esta teoría también fue refutada, resultó ser que sus variables de estudio como el inconsciente son inobservables, impidiendo que se logrará experimentar de manera adecuada con ella, igualmente los intentos de aplicación a diversos campos como la psicología clínica no llevaban a cambios significativos en las personas, por lo cual al no lograr control y predicción de la conducta se ha descartado como una opción viable para entender lo psicológico³).


La perspectiva cognitiva ⁴


Retomemos... la perspectiva cognitiva nos dice que el comportamiento de las personas está causado por la forma en la que procesan la información que reciben a través de los sentidos, de esta manera hay un organismo que responde al ambiente, sin embargo lo central no es la relación con el ambiente sino los procesos intermedios entre la estimulación externa y la respuesta, lo que normalmente se denomina como procesos cognitivos o procesos mentales. Entre los fenómenos que abarca se encuentran la memoria, la percepción, el razonamiento entre otros procesos adicionales que permiten la generación esquemas mentales. Estos esquemas son representaciones del mundo que guían el comportamiento y que crecen y se complejizan con el paso del tiempo. Dicho de otra manera, tu mente actúa como el software de un computador que es capaz de procesar la información que recibe del exterior a través de los esquemas mentales que posees como si del algoritmo de un computador se tratase… ¿y cuándo no procesamos adecuadamente la información y nuestro comportamiento no resulta adecuado? exacto, decimos que hay problemas psicológicos.


Bien, hasta este momento la postura cognitiva explica de manera plausible por qué nos comportamos como lo hacemos, tiene evidencia científica que la respalda gracias a experimentos en los que a través de su teoría se explica y se predice el comportamiento de las personas en determinadas situaciones, incluso logra modificarlo… Pero entonces ¿Qué tiene por decir la postura conductista?


Perspectiva conductista


la postura conductista no parte de tendencias innatas o de factores internos para explicar nuestra conducta, por el contrario argumenta que nuestro comportamiento está bajo el control de una historia de interacción del organismo con los eventos ambientales que le rodean y que según las consecuencias obtenidas en el transcurso del tiempo, probabiliza la emisión de ciertos comportamientos y disminuye otros cuando nos enfrentemos a situaciones similares. Veamos un ejemplo… cuando éramos niños nuestros cuidadores nos decían que cuando otra persona nos hablaba debíamos guardar silencio y escuchar atentamente, si seguíamos la instrucción éramos señalados como buenos niños y nos felicitaban por nuestro buen comportamiento con consecuencias agradables (por ejemplo halagos, comida, juguetes o cualquier objeto que nos gustara), por el contrario si incumplíamos la indicación, se nos castigaba de alguna manera, lo anterior lograría que en el futuro en la mayoría de situaciones guardemos silencio y escuchemos atentamente cuando otra persona nos habla, teniendo por consecuencia el poder obtener información relevante, poder responder de forma adecuada y evitar ser tildados como personas groseras. Veamos otro ejemplo, cuando estás en una relación amorosa y tu pareja llega de un largo día de trabajo, decides darle un masaje, tras lo cual seguramente tu pareja te agradece diciéndote lo amoroso/a que eres y que desea pasar su vida contigo por ser tan cuidadoso/a (entre otras cosas agradables), esto aumenta la probabilidad de que en otros días similares lleves a cabo la misma acción.


Considera que las consecuencias están en todas partes y se estructuran de manera sistemática para promover las conductas socialmente deseables. En tu trabajo tienes el dinero como consecuencia principal de tu comportamiento laboral (aunque también están los elogios por parte de tu jefe, los ascensos o aumentos de salario, por otra parte si no cumples las metas o criterios establecidos, tienes los llamados de atención, memorandos o incluso la consecuencia máxima que sería el despido); en el colegio o la universidad te felicitan si hablas de manera elocuente, también tienes las notas en exámenes, talleres y al final del semestre que promueven conductas de lectura, repaso, estudio y solución de problemas bajo ciertos estándares, si no te ajustas en algún sentido, obtendrás notas bajas, reprobaras las materias o podrás iniciar sanciones académicas o disciplinares. En la sociedad tienes las leyes que te castigarán si incumples alguna norma privándote de la libertad o imponiendo alguna multa, la misma naturaleza te castiga con golpes si no cuidas tu forma de caminar o con resfriados cuanto no te proteges al salir a caminar una tarde lluviosa, y tu claramente para evitar consecuencias indeseadas o acercarte a las agradables, modificaras tu comportamiento a futuro… de nuevo, las consecuencias están en todas partes. Pero entonces, si ambas teorías tienen respaldo científico ¿a cuál le creemos?


Eligiendo un bando


Desde nuestra perspectiva el modelo conductual tiene ventajas sobre el modelo cognitivo para explicar porqué nos comportamos como lo hacemos. Si bien ambos enfoques han logrado tener capacidad de control, predicción y modificación de la conducta, el modelo cognitivo crea múltiples términos que pueden entorpecer y complicar el estudio de nuestro comportamiento, por ejemplo, los esquemas mentales son un fenómeno inobservable y por ende no se puede asumir que existan realmente, ya que en últimas cuando un psicólogo cognitivo trata de estudiarlos, observa a las personas hacer cosas, es decir, observa solo su conducta. De igual manera, el cognitivismo parte de ciertas asunciones que no provienen de investigación sino de su paradigma, como por ejemplo el asumir que las personas tienen la facultad de procesar información de manera racional, algo que fácilmente notamos que no pasa en la realidad y que al notarlo, los psicólogos cognitivos tratan de justificar a partir de la existencia de sesgos en el procesamiento de información, en vez de reconocer que las personas no procesan información de manera racional porque simplemente no es un aspecto de su naturaleza (y nos pone nuevos pseudoproblemas como ¿Cuál es la naturaleza de los sesgos cognitivos?). Por otra parte en el ámbito aplicado, se ha encontrado que en las principales terapias cognitivas de intervención psicológica, el componente conductual (es decir aquella parte centrada en trabajar de manera directa el comportamiento de las personas a partir de sus consecuencias entre otras estrategias de aprendizaje) por sí solo logra el mismo efecto en los consultantes que la totalidad de la terapia cognitiva, lo que equivale a decir que el componente cognitivo por sí mismo no agrega valor significativo.


Conclusión ¿Por qué nos comportamos como lo hacemos?:


Debido a lo anterior, podemos concluir que nuestras acciones están moldeadas por las experiencias pasadas (nuestra historia de aprendizaje) y las reacciones que estas generan al interactuar con la estimulación de nuestro ambiente. Desde los primeros días de nuestra infancia hasta la adultez, estamos constantemente aprendiendo y ajustando nuestro comportamiento en función de las consecuencias que experimentamos. Ya sea en el hogar, en la escuela, en el trabajo o en la sociedad en general, las consecuencias están presentes, reforzando ciertas conductas y debilitando otras. De esta manera, la próxima vez que te preguntes por qué nos comportamos como lo hacemos, recuerda mirar hacia el mundo que te rodea y las experiencias por las que has pasado.


Espero que hayas disfrutado esta lectura y se promueva tu conducta de visitar nuestro blog en el futuro.


¡Nos leemos luego!

Referencias:


 ¹ Cortés, M. E., & Aliaga, E. H. (2023). Lo antiguo y lo vigente del término «humor». Revista Médica de Chile, 151(7).

 ² Rodríguez Rosado, A., Fontalba Navas, A., & Pena Andreu, J. M.  (2013). Fundamentos teóricos a problemas clínicos en los trastornos de la personalidad y su proyección en el DSM-5/CIE-11. Salud Mental, 36(2), 109-113. 

³ García, J. E. (2003). La psicología científica y los cuestionamientos al psicoanálisis. Neo Skepsis, 6(2), 67-71.

⁴ Escobedo, H. (1993). Psicología cognitiva. Informática Educativa Proyecto SIIE, 167-173.

Skinner, B. F., & Gallofré, M. J. (1970). Ciencia y conducta humana: una psicología científica. Fontanella.


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